La violencia obstétrica: una vulneración de los derechos humanos

// Salud Mental Perinatal
El documento, emitido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hace un análisis de las prácticas médicas en la atención al parto que se llevan a cabo en diferentes países del mundo, destacando comportamientos del personal sanitario que atentan contra la salud física y mental de la madre.

El pasado mes de julio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió el informe donde se destacaban las violaciones de los derechos humanos cometidas durante el parto y la atención obstétrica que las mujeres reciben antes, durante y después del mismo, haciendo especial hincapié en las consecuencias tanto físicas como psicológicas.

 

Este documento, calificado de “histórico”, “importantísimo” y “especialmente relevante” por diversas profesionales de la salud mental perinatal, muestra, a partir de los testimonios de mujeres que han dado a luz en diversos países del mundo, los procedimientos que se les han aplicado para poder alumbrar a su hijo/a, los cuales, muchas veces, son un claro ejemplo de inmoralidad. Dichos métodos suponen agresiones físicas, como el uso de técnicas quirúrgicas extremamente dolorosas para la mujer, en pos de garantizar la supervivencia del recién nacido/a sin el uso de anestesia. De la misma forma, se practican agresiones psicológicas, como pueden ser burlas e insultos que las afectadas reciben por parte de los profesionales sanitarios, propiciando sentimientos de autoinculpación.

 

Etiológicamente, conviene reflexionar sobre la gran cantidad de tiempo que nos ocupará considerarlas en profundidad, lo cual no obvia un análisis riguroso y exhaustivo. En principio destacaremos dos: por un lado, el contexto social centrado en el patriarcado. En alusión a este punto, cabe destacar que muchos de los profesionales sanitarios que trabajan en atención a la salud reproductiva y de la mujer son hombres, por lo que es posible que estén de algún modo influenciados por esta actitud. Por otro lado, la escasez de recursos materiales y de personal sanitario dificultan una atención óptima a la mujer y al recién nacido, focalizada en el período de rehabilitación física y emocional que ambos, y muy especialmente la mujer, necesitan después de una experiencia como esta.

 

Disponer de este documento propicia una mayor visibilidad acerca de este tipo de sucesos: la divulgación es un primer paso fundamental para empezar a erradicar estos comportamientos. Además, el fomento del uso del consentimiento informado, no solo por escrito, sino que también comunicado por un profesional sanitario y adaptado a todas las condiciones socioeconómicas y de discapacidad física e intelectual, supone un mayor respeto hacia los derechos humanos de las mujeres.

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