Embarazo, parto y puerperio en tiempos de COVID-19

// Salud Mental Perinatal
La etapa perinatal se caracteriza por ser un período de vulnerabilidad en que confluyen múltiples cambios físicos, hormonales, psíquicos y sociales que sufre la mujer. Durante los últimos tiempos a esta vulnerabilidad se le ha añadido los miedos e incertidumbres provocados por la pandemia por COVID-19, los cuales han tenido repercusiones sobre el embarazo, parto y posparto, aumentando así la probabilidad de sufrir alteraciones psicopatológicas.

El embarazo, el parto y el posparto son etapas en la vida de la mujer que se caracterizan no sólo por los notables cambios físicos, sino también por los cambios a nivel emocional, familiar y social. En ocasiones, dichos cambios pueden conducir a una etapa de mayor vulnerabilidad para los trastornos mentales, como la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático para las mujeres.  No obstante, son diversas las herramientas que existen para contrarrestar la ansiedad y el malestar asociados a esta vulnerabilidad, como los grupos de ayuda mutua (GAM) compuestos por mujeres que se encuentran en las mismas circunstancias, el acompañamiento de los/as profesionales sanitarios/as para tener más seguridad y autonomía en la toma de decisiones, y el apoyo de familiares y amigos.  

Dicha vulnerabilidad se ve reflejada en la prevalencia de los trastornos mentales en la población general y en la de gestantes; mientras que la prevalencia de los trastornos de ansiedad en la población general es del 13,6%, durante el embarazo el porcentaje asciende hasta el 15,2%. Pero este incremento aún es más marcado respecto a la depresión mayor, puesto que la prevalencia de este trastorno del estado de ánimo es del 2,8% en la población general y del 12,8% durante la gestación.

El estallido de la pandemia por COVID-19 y la incertidumbre

La pandemia no solamente ha exigido unas circunstancias nuevas a las que adaptarse, sino que también ha sido sinónimo de incertidumbre. La crisis sanitaria vivida ha desmontado por completo la idea del “embarazo ideal”, haciendo que durante el proceso de embarazo, parto y posparto las mujeres no se sintiesen tan acompañadas y protegidas. Para poder desarrollar una gestación segura es necesario disponer de estabilidad a nivel familiar, económico, laboral y personal, y durante las fases más agudas de la pandemia todas las actividades sociales, de ocio y que se realizaban fuera del hogar quedaron suspendidas. Esto supuso que muchas gestantes empezaran a trabajar a distancia y a encargarse durante todo el día del cuidado de sus otros hijos/as, en caso de tenerlos/las. Además, en caso de tener hijos/as mayores, las actividades académicas muchas veces recaían sobre las madres y sus parejas, de modo que, a causa de todas estas circunstancias, los niveles de estrés aumentaron.

Es bien sabido que el ejercicio físico durante el embarazo, siempre y cuando no esté contraindicado por un/a especialista, es una actividad altamente recomendada, tanto para la madre como para el bebé que se está gestando. Actividades como el yoga o el ejercicio suave para gestantes quedaron suspendidas en formato presencial, aunque fue gracias a las redes sociales que estos grupos de ejercicio pudieron seguir delante de manera virtual. De hecho, esto fue una fantástica opción para todas las gestantes, puesto que fue el modo mediante el que todas estas mujeres pudieron estar en contacto y recibir apoyo mutuo. Además, el hecho de tener que quedarse aisladas en casa supuso una menor exposición al sol, por lo que consecuentemente tampoco recibieron suficiente vitamina D, imprescindible para mantener un buen estado de ánimo.

Otra fuente de incertidumbre fueron los casos de infección neonatal por SARS-CoV-2. En un principio no se disponía de suficiente evidencia sobre los efectos del virus sobre el embarazo, sobre el feto y si una madre infectada podía transmitir la enfermedad a su hijo/a, lo que provocó un aumento de los niveles de ansiedad en las madres. Actualmente ya se sabe que la infección neonatal por SARS-CoV-2 es horizontal y que la afectación de la placenta en mujeres positivas por COVID-19 es un fenómeno muy infrecuente, según investigadores/as del Clínic-IDIBAPS, del Hospital Universitari Vall d’Hebron y del Parc Taulí.

La atención a la salud reproductiva durante la pandemia

Durante el confinamiento la mayoría de visitas médicas (excepto las ecografías) se realizaron de manera telemática o telefónica. A pesar de que las recomendaciones sanitarias nunca han prohibido que la gestante estuviese acompañada durante las visitas de ginecología, este hecho se ha observado de manera frecuente. Tener que acudir a las citas médicas sin el acompañamiento de la pareja u otro/a familiar supone también un aumento de la ansiedad y los medios en las gestantes, además de sentirse inseguras respecto a la evolución de sus embarazos. Por este motivo, el pasado 18 de enero de 2021 se modificó la Guia d’actuació enfront de casos d’infecció pel nou coronavirus SARS-CoV-2 en dones embarassades i nadons, en la que se especificó que se debe facilitar el acompañamiento a las gestantes.

Siguiendo con la atención al embarazo y parto, cabe destacar que desde que apareció la vacuna contra la COVID-19, la compatibilidad de esta con el embarazo y los posibles riesgos sobre el mismo ha estado en el punto de mira. Según la evidencia disponible actualmente, el Ministerio de Sanidad recomienda la vacunación de las embarazadas, puesto que la vacuna evita complicaciones durante el embarazo, especialmente si existen factores de riesgo. No existen contraindicaciones para la vacunación en ningún trimestre del embarazo, aunque sí se insiste en que las gestantes estén vacunadas para el final del segundo trimestre o principios del tercero, puesto que es el momento de máximo riesgo de complicaciones en caso de que haya infección por COVID-19.

Los partos en tiempos de pandemia

Aunque las guías oficiales recomiendan que la mujer puede estar acompañada por la persona que ella elija durante todo el proceso de parto y posparto, independientemente de si el/la acompañante está infectado/a, lo cierto que es la experiencia de las mujeres no ha sido ésta. En cuanto a los protocolos hospitalarios, en el inicio del parto se realiza una prueba PCR a la parturienta y, en caso de que de positivo, ingresa en una sala habilitada para evitar contagios. Durante la fase de dilatación no se permite la salida de la sala de la parturienta o del/a acompañante, a fin de evitar contagios, lo que impide el libre movimiento de la mujer.

En este contexto de miedo e incertidumbre los niveles de cortisol y adrenalina aumentan, mientras que los de oxitocina, la hormona encargada de facilitar las contracciones del parto y la dilatación del cuello uterino, disminuyen. El incremento de cortisol y adrenalina interfieren negativamente aumentando los niveles de alerta y provocando que el parto se estanque o que las contracciones sean poco eficaces.

En algunos hospitales se ha llegado a practicar cesáreas para disminuir la duración del parto, incluso cuando el estado de salud de la madre permitía un parto vaginal. No obstante, el contacto piel con piel y la lactancia materna han continuado siendo una prioridad. En lo que respecta a las madres positivas en COVID-19, el protocolo indica que se debe usar mascarilla a la hora de realizar el contacto piel con piel y la lactancia materna.

Puerperio y pandemia

El puerperio es el período comprendido desde el parto hasta la recuperación de los cambios gestacionales y dura, aproximadamente, unos 40 días. En este tiempo la mujer vuelve a la situación anterior al embarazo. El objetivo de este período es volver al estado previo a la gestación, con todos los cambios físicos, hormonales, emocionales, familiares y sociales que este proceso conlleva, y facilitar la lactancia materna, así como la adaptación al bebé. Este nuevo período, de vulnerabilidad también, hace que las primeras revisiones del bebé, a las que en los centros de salud solo permiten la entrada de un progenitor, puedan vivirse con angustia.

En esta etapa es especialmente relevante promover la lactancia materna, puesto que aporta múltiples beneficios al recién nacido, como la protección frente a infecciones respiratorias como la provocada por el SARS-CoV-2. En caso de que la madre sea positiva y, siempre que sea posible, entidades como la OMS, SEGO y el Ministerio de Sanidad, recomiendan este tipo de lactancia durante el período infeccioso siempre y cuando se utilicen las medidas de aislamiento (uso de mascarilla, lavado de manos antes y después del contacto, etc.).

Enlace utilizado para la elaboración de la noticia:

https://psiaracopc.cat/2021/11/18/embaras-part-i-puerperi-en-temps-de-pandemia-per-covid-19%EF%BF%BC/

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